Versión de Juan Carlos Villavicencio
El sol al atardecer como oro fundido,
mientras las nubes se reúnen como el frío de mármol.
¿Dónde está mi gente amada?
Los sauces adquieren un tinte brumoso,
las flautas suspiran junto a los damascos en flor.
¿Puedes decir que llegó la primavera?
Para el Festival de los Faroles
el clima es agradable.
¿No volverán el viento y la lluvia otra vez?
Doy gracias a mis amigos poetas y borrachos,
que, con carruajes perfumados y caballos finos,
en vano se acercan a invitarme.
Recuerdo el placer
de las damas disfrutando su tiempo libre
este día en la capital:
vestidas de esmeraldas
y filigrana de oro
compiten en un despliegue de moda.
Ahora, con aire lánguido
y el pelo despeinado y escarchado,
no me atrevo a salir esta noche.
Prefiero inclinarme
detrás del biombo de la ventana
a escuchar las risas de todos los demás.
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