domingo, diciembre 13, 2020

“La tarjeta de crédito de Stephen Spender”, de John le Carré



19 de octubre de 1931 – 13 de diciembre de 2020

 

Creo que fue en 1991 cuando me invitaron a una cena privada en Hampstead, para conocer a Stephen Spender, ensayista, dramaturgo, novelista, comunista desilusionado, caballero del reino, distinguido con el título de poeta laureado en Estados Unidos… ¿Hace falta que siga?

Éramos comensales y Spender dominaba la conversación. Con ochenta y dos años, tenía una imagen espléndida: blanca cabellera, leonino, vigoroso y lleno de ingenio. Su tema era la volatilidad de la fama —la suya, probablemente, pero no podía dejar de pensar que me estaba dedicando una velada advertencia— y la necesidad de que aquellos que la han conocido acepten con elegancia el regreso al anonimato. Para ilustrar lo que pretendía decir, nos contó la siguiente anécdota.

Había hecho un largo viaje por carretera, de una costa a otra de Estados Unidos, del que acababa de regresar. Mientras atravesaba el desierto de Nevada, divisó una de las escasas gasolineras del camino y consideró prudente detenerse para llenar el estanque. Un cartel manuscrito, pensado presumiblemente para disuadir a los ladrones, anunciaba que solo se aceptaban pagos con tarjeta de crédito.

Spender le tendió la suya al dueño de la gasolinera, que se puso a estudiarla en silencio y finalmente le comentó con inquietud:

—El único Stephen Spender que conozco es un poeta —objetó—. Y está muerto.

 

 

en Volar en círculos, 2016    











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