Sin embargo soy de las estrellas más tranquilas;
también conduzco mi propia luz
incluso en la propia noche allá afuera.
Vuelvo a casa cerebralmente
de cuevas, cielos, de la mugre y del ganado.
También lo que todavía se le concede a la mujer
es una oscura y dulce masturbación.
Hago rodar al mundo. Hago agonizar a la presa.
Y por la noche me desnudo feliz:
no hay agonía, para mí no huele mal
el polvo, lo entendí, de vuelta al mundo.
1917
Traducción dedicada a Victoria Odekerken
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