Yo vi caminar por las calles de Lima a hombres y mujeres
carcomidos por la neurosis,
hombres y mujeres de cemento pegados al cemento aletargados
confundidos y riéndose de todo.
Yo vi sufrir a esta gente con el ruido de los claxons
sapos girasoles sarna asma avisos de neón
noticias de muerte por millares una visión en la Colmena
y cuántos, al momento, imaginaron el suicidio como una ventana
a los senos de la vida
y sin embargo continúan aferrándose entre
marejadas de Válium
y floreciendo en los maceteros de la desesperación.
Esto lo escribo para ti animal de mirada estrechísima.
Son años-tiempo de la generación psicótica,
hemos conocido todas las visiones y Kafka y Gregory Samsa
pasea con Omar recitando silbando fumando mariguana
junto al estanque en el parque de la Exposición — carne
alienada por la máquina y el poder de unos soles
que no alcanzan para leer Alcools de Apollinaire.*
Recién ahora comprendo mañana reventaré como esos gatos
aplastados contra la yerba
y las cosas que ahora digo porque las digo ahora
en tiempos de Nixon — malísimos para la poesía
— corrupción de los que fueron elegidos como padres-gerentes
controlando el precio de los libros
de la carne y toda una escala de valores que utilizo
para limpiarme el culo.
Yo vi hombres y mujeres vistiendo ropas e ideas vacías
y la tristeza visitándolos en los manicomios.
Y vi también a muchos ir gritando por más fuego desde
los autobuses** y entre tanto afuera
el mundo aún continúa siendo lavado por las lluvias,
por palabras como estas que son una fruta para la sed.
* unos soles de más o de menos son unos soles
son unos soles de más o de menos en las arcas del espanto.
** pero nadie tuvo una luz para aliviar la pesadilla
para aliviar el horror.
en De este Lado del Cielo. Nueva Antología de la Poesía Peruana
(Mario Pera ed.), Descontexto Editores, 2018
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