Canto XIL
Y nos acabábamos en el cielo,
amanecidos, borrosos de
nubes, oh sí mira, como una
sonata vaciándose en la aurora
Se mordían entonces se sodomizaban arrastraban sus cuerpos y eran los valles humanos dibujados en las nubes oh sí amado Mozart amado Dios amados pastos
Como murales en el cielo como las muchedumbres de los hombres que se erizaban sintiendo los ríos penetrarlos por las endurecidas nalgas hasta sacarles un nuevo horizonte en los ojos estruendosos sacudidos igual que campos bajo el viento
Donde los torrentes caían tañendo las marejadas los desmoronados Andes los valles sólo para escuchar cómo tocaban abajo las rompientes de esta vida Oímos venirse las rompientes y eran las duras cordilleras entrando en nuestras carnes decimos nosotros pegados de amor partiendo Fue más fuerte aún anotan los ríos corriéndonos acabándonos hasta vernos la aurora en la noche desatados subiendo el tono de sus cauces
en Canto de los ríos que se aman, 2010
Raúl Zurita
Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2020
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