De tu boca, de tus ojos ahondados bebo,
de
tu vientre, de tus flancos;
entre mis manos arden, se humedecen
(la avidez se emulsifica a estos bordes,
cobra textura al tenso palpitar de esta
piel,
cierra
su esfínter
suave, quemante,
hasta el cúmulo anular,
el dolor). Este canto palpado, lamido al
linde.
El
frío levísimo de tu lengua.
Contraigo (de tus labios, en mi torso se
expanden
-hielos
astillados-
las puntas nítidas) hasta el ansia.
Vuelto estrechez, contorno, vuelto grito
ceñido al tacto,
mi sexo,
llama lapidada en la cóncava, ungida;
intenso
vacío sucinto,
intersticial;
vuelto a su cadencia compacta, a su yermo adicto;
De tu boca, de tus sombras colmadas, bebo,
de
tus ingles, tus palmas.
Entre mis muslos arde, se condensa
-fiebre
crispada y lenta-
tu imantación; mis labios. Hiedra
silenciosa,
resina,
agua
encendida, sílice, mi humedad, funde y
conjuga:
plexo,
calor salino, pulpa sensitiva, apremiante,
este
tímpano penetrable,
este nudo, este exceso vulvar. Busco
el volumen firme que me descentre.
La
tersura, el calor henchido,
profundo, que me fuerce, me desate con su
roce.
Busco integrar tu sexo (lava que se
repliega, costa,
para envolverlo, lago adensado el ritmo capilar
de esta sed),
su abundancia aprehensible y lenta,
su densidad, a mis límites; viña apretada al
pulso,
sorbida al vértice; cima bullente, fulcro luminoso,
el deseo
(lamo en tu espesura candente; vierto)
abre sus cienos índigos, al contacto moja.
Los humores, los brillos íntimos, los reflejos
(tus
muslos cavan en mis muslos;
tu
beso escinde)
de una caricia, el mosto;
2 comentarios:
Donde dice "debo" es "bebo". Las 2 veces
¡Gracias!
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