¡Cuánto lamento que mis zapatos
hayan dañado aquel musgo exuberante!
Llamo a la puerta de madera,
una y otra vez, sin tener respuesta.
Afortunadamente,
nada podrá encerrar la primavera
que en el jardín rebosa.
Una flor de durazno arrebatada
se asoma por sobre la pared.
en Poesía clásica china, 2001
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