En lugar de bolas de cristal
despulidas por tanta caricia de magos incompetentes
yo prefiero contemplar las aguas quietas de los estanques.
Hay allí de todo: soles en movimiento
y matapiojos que revolotean como helicópteros
y alegres rostros de muchachas mirándose en el agua.
Esto último, con un poco de suerte.
en Arte de vaticinar, 1970
Fotografía original de Alejandro Balart
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