Versión de Juan Carlos Villavicencio
El río sin fin fluye hacia el este;
Junto a sus enormes olas se ha ido la época
De todos aquellos valientes héroes de antaño.
Al oeste de la antigua fortaleza se asoma
El Acantilado Rojo, donde el General Zhou ganó
Su temprana fama mientras ardían los Tres Reinos
Por las rocas de los rebeldes que apuñalaban el aire.
Aterradoras olas golpeaban la orilla, transformando
La masa espumosa en grandes marejadas de nieve.
La imagen es la de una pintura grandiosa.
Cuántos héroes habrán cruzado
Por el río y sus montañas…
Imagino al general Zhou a la altura
De esos tiempos, con un abanico de plumas en la mano,
Con una capucha de seda, tan valiente y radiante,
Riendo y bromeando con su novia, la hermosa joven Qiao,
Mientras las naves enemigas eran destruidas.
Mi mente deambula por sombríos castillos de otros tiempos.
Si sus almas pudieran volver a visitar esta tierra,
Desde el fondo del pecho, su novia se reiría al decir:
Ha pasado esa época, y mi pelo se ha vuelto gris.
La vida sucede como un sueño.
Brindo por la luna que una vez los vio abrazarse junto al río.
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