Versión de Juan Carlos Villavicencio
Ola a ola resplandece a la orilla del río,
como una esfera repetida va apareciendo tenue en el cielo,
y sin montarlo se ve ahora en mi caballo de jade blanco.
Dormido en la plácida hierba, borracho, me acostaré.
Temo que los cascos de mi caballo puedan romperse.
El riachuelo ondulado por la brisa fue enlozada
por el jade blanco de la luz de la luna.
Ato rápido mi caballo a una rama de sauce verde.
Cerca del puente acomodo mi cabeza en su montura
y duermo hasta que las canciones de los pájaros despierten
algún amanecer de primavera
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