Mis desordenadas nubes perfumadas
Siguen húmedas, iridiscentes
Como plumas de cuello de mirlo
Y lustrosas como alas de cigarra.
Me prendo un fénix dorado
Junto a la oreja, y, tras haberme
arreglado así, mi amante me sonríe.
en
El barco de las orquídeas
(Antología), 2007
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