“Un vaho surge”, de Pedro Prado

Un vaho surge del azul profundo,

húmedo da su luz y blanco brilla;

se expande inmenso entre la paz sencilla

de las tierras en éxtasis del mundo.

Veo al cielo de Dios de amor colmado;

y en honda hoguera azul, al mar divino;

y subir de los surcos del arado,

oraciones de gracias al destino.

Hay algo de infinito en cada vuelo

de las aves que ahondan horizontes;

y es una gloria y majestad el cielo

que reposa en los mares y los montes.

Luz inmortal en la mañana pura,

en un cántico toda criatura.

en Camino de las horas, 1965