No encendáis las lámparas
ni me llaméis.
Dejadme aquí sin luces.
Mi alma está mejor en la penumbra.
Ved cómo la sombra maravillosa
envuelve mi frente.
Mirad mis manos,
mirad mi aspecto dulce
y que os oiga decir:
"Dejadlo está soñando,
dejadlo solo, allí sin lumbre".
en Alberto Rojas Jiménez se paseaba por el alba, 1994
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