martes, marzo 26, 2019

«Día para no estar», de Olga Orozco




Vete, día maldito;
guarda bajo tus párpados de yeso la mirada de lobo que me olvida mejor;
camina sobre mí con tu paso salvaje, simulando un desierto entre
            el hambre y la sed,
para que todos crean que no estoy,
que soy una señal de adiós sobre las piedras;
cierra de par en par, lejos de mí, tus fauces sin crueldad y sin misericordia,
como si fuera ya la invulnerable,
aquella que sin pena puede probarse ya los gestos de los otros;
y tiéndete a dormir, bajo la ciega lona de los siglos,
el sueño en que me arrojas desde ayer a la mañana:
esta escarcha que corre por mi cara.
Aun así, he de llegar contigo.
Aun así, has de resucitar conmigo entre los muertos.





en Los juegos peligrosos, 1962










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