Versión de Juan Carlos Villavicencio
Profundo, profundo en el patio donde él se encuentra, tan profundo
que está velado por sauces que parecen humo por montones,
como cortinas que no cesan o como una pantalla sobre otra pantalla.
Ha dejado su silla de montar y su brida, ahí donde ha estado
siendo más feliz. Desde mi torre no puedo ver su rastro.
Es la tercera luna ahora, y el viento y la lluvia no han llegando;
bloqueo la puerta al anochecer,
pero no puedo impedir la primavera.
Mis ojos con lágrimas preguntan a las flores, pero no pueden darme
una respuesta. Veo pétalos rojos volando por sobre el columpio.
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