Sé que no creo, pero
no es bastante
ese premio menor de desconsuelo.
De una vida de pura explicación
desaparecen de pronto los paisajes.
Lo que no espero lo espero del azar
pero dudo del método en la noche.
Sin comentarios las hojas en los techos
acumulan inútil permanencia.
El mismo azar es un albur lejano
(no queda otro cigarro que el que fumas).
Me imagino que hay playas, que hay un norte
despertándose del despojo de las olas.
Pero en la vida misma constatarlo
se hace lento y difícil y desbordan
a estas horas los años estancados.
en
Melancolía artificial, 2009
(Segunda
edición, Ediciones Universidad Diego Portales)
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