Las praderas son cubiertas por pimientos y alacranes. Escucho
diálogos extensos sin sentido. Lo que
importa es otra cosa, pienso, mientras en silencio repito el refrán árabe
que habla de justicia y perdón. Anudo mi corbata, aliso el pantalón y husmeo a
los vecinos antes de salir. La calle está vacía y los papeles remolinan más y
más historias. Todavía puedo ver el sereno rostro de Alicia, que sigue
atentamente los intrincados vericuetos de aquel mundo, nuestro mundo
subterráneo y aparente, siempre a punto de flotar, de convertirse en realidad;
como si en aquel destello mínimo reanudara su sonrisa.
en
Alicia en la carretera, 2018
Fotografía:
Todd Hido
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