las pequeñas derrotas
que traen las crecidas
se acumulan al borde de la dulce corriente
forman playazos donde los caimanes
al rumor de los lotos
se prendan de la luna
y la arena se agita
con el sabor profundo de tus ganas
como no tengo forma te penetro
serás mi basta funda
de ti saldré filoso como estoque
tu templanza vence mi poca fe
desanudas la angustia del reloj
eres la eternidad
que al cabo me revela
el alivio de ser
soñaste con mi muerte
me confiesas sin culpa en el café
desde el extremo opuesto de la luz
te despertaste para poner fin
al abierto final
y todo se congrega proletario
como un arcoíris
en el rotundo haz de la mañana
máquina de parir
eficiente y robusta
dan ganas de tornar
no al vientre de la madre sino al tuyo
calabaza embrujada a mediodía
dichoso quien te erice
se alimente de tu sal asimétrica
navegue por tus sueños
se busca desprenderse evaporarse
de este relumbre inhóspito
amor estructurado
con sereno fervor con buenas mañas
la nata y el incienso
las siestas a deshoras
el orinar sobre los heliotropos
no hay tregua en esta paz
como en tus asaltos de amanecida
me sumo a lo invisible
con un arresto que envidia la sombra
punto flexible y dócil
como el dorso cuando te vuelves runa
idea reencarnada
el vino transparenta la memoria
el norte libra el cielo de impaciencia
ya no escondes tu cuerpo
en hombrunos pantalones de pana
sus inviernos raídos
y cuando te despojas
entre el olor a brea y el lago congelado
puedo palparte el ánima
con tu desnudez se visten mis días
todas las noches hay claro de luna
si volviera a ser pez
que fuera en ti laguna de Oregón
circulada por vientos resinosos
calizas transparentes
y nadar en un escalofrío a la ribera
de arenas iniciales
como nieve que se niega a sí misma
donde se invierte el mundo
en enseguida [o la gota de sangre en el nivel],
RIL Editores, 2018
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