jueves, octubre 18, 2018

“Lo perfecto solo es posible si tiene una herida o sombra”. Entrevista a Carlos Cociña, de Carlos Almonte





¿Cómo nace A veces cubierto por las aguas? ¿Cuál es su contexto, el gatillante? ¿Recuerdas el momento exacto?
Toda situación ocurre en un momento y lugar determinado. Esas circunstancias determinan la situación, al tiempo que ésta determina las circunstancias. En las obras de arte, en sí mismas, por quien las elabora, o por quien las recepciona, la percepción de ellas está asimismo construida, en parte, por las condiciones imperantes. En los 2000, la computación y la Internet, desde ya hacía tiempo, había cambiado las formas de producción, de información, y se había transformado en un soporte ineludible para una inmensa cantidad de actividades, y especialmente de maneras de acceso y percepción. La literatura, desde hace quinientos años, en occidente, preferentemente se difundía por el libro, paralelamente a su versión oral no sólo como expresión tradicional, sino que con absoluta vigencia. Sin embargo, la literatura circulaba hegemónicamente en libros. Al utilizar la Internet como soporte de obras literarias, se tendió a reproducir en ésta al libro, trasladando a esta una versión de su materialidad, con páginas, secuencias, etcétera, incluso una aproximación al sonido del papel, no considerando las condiciones propias de la percepción en la pantalla, su movilidad y otros. Ante esto, se trató de buscar alguna de las características del nuevo medio para utilizarla como un componente específico del objeto literario. En Internet, la búsqueda de información, aún la más específica, cuando se accede al medio, inmediatamente el horizonte se amplía por las múltiples conexiones que es posible seguir en él. Se navega en él con una hoja de ruta que se multiplica y amplía sin clara conciencia de su lógica, por lo que las bitácoras, caminos, senderos y corrientes son múltiples, y el horizonte se transforma en diverso, se aleja, se acerca y se difumina, aunque siempre está allí, en el imaginario de quien emprende el camino. En esta navegación, algo parecido al azar determina las conexiones que es posible hacer, y por lo tanto las direcciones que se puede elegir. A partir de ello se comenzó a construir una obra en que las unidades no tuvieran una secuencia ni un orden, más que cada una de ellas fuera una unidad cuya versión se construye y adquiere su sentido en relación de lo que le antecedió y le sucederá aleatoriamente.

En el inicio de Rosencrantz y Guildenstern han muerto, de Tom Stoppard, se da un curioso diálogo, a partir del lanzamiento de dados y del hecho de que siempre salga cara: “Un hombre más débil acabaría por poner en duda su confianza, aunque solo fuera su confianza en algo tan nimio como el cálculo de probabilidades...”. Ya que en la lectura de A veces cubierto por las aguas existe la “potencialidad probable” desde el mismo título: ¿existe un número fijo de lanzadas en que alcanzas la totalidad? ¿En qué sentido el azar puede concretar una obra... esta obra en particular?
La “potencialidad probable” es quizás la única certeza que puede entregar una obra literaria. Quien lanza los dados (la obra) es quien da el impulso de cómo estos finalmente combinan. Y los lanza el lector u oyente. Los dados son 39 unidades o poemas, y no existe un número de lanzadas para acceder a todas y cada una de las unidades. El azar no sólo concreta la obra, es parte de ella, tanto que si llegas a leer todos los poemas, a pesar que es posible, es muy improbables que sólo veas las 39 unidades, y antes no pases más de una vez por una de ellas. Es más, aunque solo veas una vez cada, su secuencia no está predeterminada, no existe una secuencia fija (cada poema, cuando se escribió, nunca se hizo en función de uno anterior o posterior, sino como elemento de un conjunto, una nube que se podía expandir, contraer o precipitar).

Pareces tener predilección por ambientes semiderruidos, industrializados, abandonados, naturales, intervenidos... Me recuerda mucho, en visualidad y tono, a la película Stalker, de Andrei Tarkovski. ¿Esta especie de distopía escénica representa una actitud pesimista frente a la obra del hombre sobre sí mismo y su entorno? ¿El azar y la visión distópica se complementan o repelen?
El azar y la visión distópica señaladas se complementan porque se repelen o atraen. Si bien aparecen ambientes semidirruidos, industrializados y los otros, es precisamente en esa transformación donde está la maravilla de su construcción, la necesidad de ella, pues es esa fragilidad, esa no permanencia lo que avala su consecución, pues ese hacer que no permanecerá la fuerza y belleza de estar vivos.

Todo videojuego tiene un truco, toda interacción humana tiene un secreto, toda obra guarda puertas que solo abre la experiencia, la repetición o la sabiduría. ¿Cuál de los fragmentos es esa puerta en A veces cubierto por las aguas?
Las puertas se abren desde la experiencia, desde la repetición, por lo tanto esa experiencia se da en el primer texto que aparece. Y cada uno de los que aparezca será una primera experiencia, antecedida por otra. Todo fragmento se consume en sí mismo, con todos los demás, incluidos los ausentes.

¿Te podrías definir, te acomodaría definirte como un poeta de lo cambiante, de lo multilineal, de lo que no tiene fin?
Lo que escribo tiende al instante, a la maravilla de la fragilidad.

En este mismo sentido, ¿Tiene final una obra digital randómica? ¿Cuándo sabemos que estamos ante el –momento- final? ¿Es el abandono el único final probable?
El momento final lo define el receptor, ni siquiera conscientemente, pues en algún momento puede reaparecer, y nuevamente desaparecer, sin huella en un sendero que está allí.

Dime algo... A veces cubierto por las aguas, ¿tiene un orden ideal en tu cabeza?
Ese orden no tiene sentido. El ideal es que no esté en la cabeza.

¿Existe, en tus términos, la obra digital perfecta?
Lo perfecto sólo es posible si tiene una herida o sombra. Lo digital sólo es posible en cierta materialidad.

¿Qué es lo que te –interesa-motiva-inquieta-gusta-disfrutas- de la poesía digital?
Lo difuso de los márgenes, de los límites. Y no tener idea de cómo, dónde ni cuándo se puede estar decodificando.



* Esta entrevista fue realizada en agosto de 2018, en el marco del trabajo titulado: “Randomización y potencialidad probable en A veces cubierto por las aguas, de Carlos Cociña” (Posgrado Literatura digital, Universidad de Barcelona).











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