¿Cómo nace A veces cubierto por las aguas? ¿Cuál es su contexto, el
gatillante? ¿Recuerdas el momento exacto?
Toda
situación ocurre en un momento y lugar determinado. Esas circunstancias
determinan la situación, al tiempo que ésta determina las circunstancias. En
las obras de arte, en sí mismas, por quien las elabora, o por quien las
recepciona, la percepción de ellas está asimismo construida, en parte, por las
condiciones imperantes. En los 2000, la computación y la Internet, desde ya
hacía tiempo, había cambiado las formas de producción, de información, y se
había transformado en un soporte ineludible para una inmensa cantidad de
actividades, y especialmente de maneras de acceso y percepción. La literatura,
desde hace quinientos años, en occidente, preferentemente se difundía por el
libro, paralelamente a su versión oral no sólo como expresión tradicional, sino
que con absoluta vigencia. Sin embargo, la literatura circulaba hegemónicamente
en libros. Al utilizar la Internet como soporte de obras literarias, se tendió
a reproducir en ésta al libro, trasladando a esta una versión de su
materialidad, con páginas, secuencias, etcétera, incluso una aproximación al
sonido del papel, no considerando las condiciones propias de la percepción en
la pantalla, su movilidad y otros. Ante esto, se trató de buscar alguna de las
características del nuevo medio para utilizarla como un componente específico
del objeto literario. En Internet, la búsqueda de información, aún la más
específica, cuando se accede al medio, inmediatamente el horizonte se amplía
por las múltiples conexiones que es posible seguir en él. Se navega en él con
una hoja de ruta que se multiplica y amplía sin clara conciencia de su lógica,
por lo que las bitácoras, caminos, senderos y corrientes son múltiples, y el
horizonte se transforma en diverso, se aleja, se acerca y se difumina, aunque
siempre está allí, en el imaginario de quien emprende el camino. En esta
navegación, algo parecido al azar determina las conexiones que es posible
hacer, y por lo tanto las direcciones que se puede elegir. A partir de ello se
comenzó a construir una obra en que las unidades no tuvieran una secuencia ni
un orden, más que cada una de ellas fuera una unidad cuya versión se construye
y adquiere su sentido en relación de lo que le antecedió y le sucederá
aleatoriamente.
En el inicio de Rosencrantz y Guildenstern han muerto,
de Tom Stoppard, se da un curioso diálogo, a partir del lanzamiento de dados y
del hecho de que siempre salga cara: “Un hombre más débil acabaría por poner en
duda su confianza, aunque solo fuera su confianza en algo tan nimio como el
cálculo de probabilidades...”. Ya que en la lectura de A veces cubierto por las aguas existe la “potencialidad probable”
desde el mismo título: ¿existe un número fijo de lanzadas en que alcanzas la
totalidad? ¿En qué sentido el azar puede concretar una obra... esta obra en particular?
La
“potencialidad probable” es quizás la única certeza que puede entregar una obra
literaria. Quien lanza los dados (la obra) es quien da el impulso de cómo estos
finalmente combinan. Y los lanza el lector u oyente. Los dados son 39 unidades
o poemas, y no existe un número de lanzadas para acceder a todas y cada una de
las unidades. El azar no sólo concreta la obra, es parte de ella, tanto que si
llegas a leer todos los poemas, a pesar que es posible, es muy improbables que
sólo veas las 39 unidades, y antes no pases más de una vez por una de ellas. Es
más, aunque solo veas una vez cada, su secuencia no está predeterminada, no
existe una secuencia fija (cada poema, cuando se escribió, nunca se hizo en
función de uno anterior o posterior, sino como elemento de un conjunto, una
nube que se podía expandir, contraer o precipitar).
Pareces tener predilección por
ambientes semiderruidos, industrializados, abandonados, naturales,
intervenidos... Me recuerda mucho, en visualidad y tono, a la película Stalker, de Andrei Tarkovski. ¿Esta
especie de distopía escénica representa una actitud pesimista frente a la obra
del hombre sobre sí mismo y su entorno? ¿El azar y la visión distópica se
complementan o repelen?
El azar y
la visión distópica señaladas se complementan porque se repelen o atraen. Si
bien aparecen ambientes semidirruidos, industrializados y los otros, es
precisamente en esa transformación donde está la maravilla de su construcción,
la necesidad de ella, pues es esa fragilidad, esa no permanencia lo que avala
su consecución, pues ese hacer que no permanecerá la fuerza y belleza de estar
vivos.
Todo videojuego tiene un truco,
toda interacción humana tiene un secreto, toda obra guarda puertas que solo
abre la experiencia, la repetición o la sabiduría. ¿Cuál de los fragmentos es
esa puerta en A veces cubierto por las
aguas?
Las
puertas se abren desde la experiencia, desde la repetición, por lo tanto esa
experiencia se da en el primer texto que aparece. Y cada uno de los que
aparezca será una primera experiencia, antecedida por otra. Todo fragmento se
consume en sí mismo, con todos los demás, incluidos los ausentes.
¿Te podrías definir, te
acomodaría definirte como un poeta de lo cambiante, de lo multilineal, de lo
que no tiene fin?
Lo que
escribo tiende al instante, a la maravilla de la fragilidad.
En este mismo sentido, ¿Tiene
final una obra digital randómica? ¿Cuándo sabemos que estamos ante el –momento-
final? ¿Es el abandono el único final probable?
El momento
final lo define el receptor, ni siquiera conscientemente, pues en algún momento
puede reaparecer, y nuevamente desaparecer, sin huella en un sendero que está
allí.
Dime algo... A veces cubierto por
las aguas, ¿tiene un orden ideal en tu cabeza?
Ese orden
no tiene sentido. El ideal es que no esté en la cabeza.
¿Existe, en tus términos, la obra
digital perfecta?
Lo
perfecto sólo es posible si tiene una herida o sombra. Lo digital sólo es
posible en cierta materialidad.
¿Qué es lo que te
–interesa-motiva-inquieta-gusta-disfrutas- de la poesía digital?
Lo difuso
de los márgenes, de los límites. Y no tener idea de cómo, dónde ni cuándo se
puede estar decodificando.
* Esta entrevista fue realizada en agosto de 2018, en el
marco del trabajo titulado: “Randomización y potencialidad probable en A veces cubierto por las aguas, de
Carlos Cociña” (Posgrado Literatura digital, Universidad de Barcelona).
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