Cuando regreso a casa del colegio voy a mi habitación hace un calor de cuidado no soporto que haga tanto calor quiero explotar quiero que todo explote empiezo a dar vueltas por la habitación con los brazos extendidos igual que un avión que girase como loco diciendo: «rosh, rosh, rosh hashaná», y en esta actividad «Rosh» significa cabeza y «Hashaná» significa explota porque tengo la sensación de que la cabeza me va a explotar, no puedo entender las cosas y me está angustiando mucho.
Cenamos en silencio.
Vuelvo a mi cuarto y dibujo personas sin estómago luego sin cabeza luego sin brazos luego sin piernas; les pongo las piernas en el cuello y los brazos en el estómago, dibujo pechos sin cuerpo que vuelan por el aire y el ataléf de mi marca de nacimiento dice: «¡Guau! ¡Cuidado, Randall!», pero no me dice de qué debo tener cuidado y no sé a quién recurrir.
Sueño que papá se va y da portazos sin parar. La puerta golpea una y otra vez en mi sueño y entonces caigo en la cuenta de que nadie puede dar portazos tan rápido así que deben de ser disparos. Tanques. Bombas.
Me despierto por la mañana y voy a la cocina descalzo y veo algo que no había visto nunca, a mi padre llorando. Está hundido sobre el Herald Tribune encima de la mesa de la cocina y solloza ruidosamente. Ni siquiera me atrevo a preguntarle qué pasa pero cuando me acerco y me quedo a su lado me coge y se aferra a mí como si necesitara que lo protegiese cuando por lo general son los padres los que deben proteger a sus hijos, así que no sé qué hacer. Tiene la cara tan congestionada y los ojos tan enrojecidos que apenas lo reconozco: debe de llevar ya un buen rato sollozando.
1998
1 comentario:
Gracias por darme a conocer esta autora y este título de intrépida narración. Buscaré más información de ella. De nuevo, gracias!
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