-¿Quiere verlo?- ofreció el padre, al tanto de nuestra larga
amistad.
-No -le respondí- no me gusta ver el rostro de mis amigos
muertos.
La madre, la familia en pleno y los vecinos me observaron como
al verdadero asesino.
en
Psitacismos, 1981
No hay comentarios.:
Publicar un comentario