Nuestras lágrimas mojan la balaustrada.
De rocío las flores están cubiertas.
Las oscuras cimas se repliegan de montañas.
Sus ojos están tristes, encogidos
y compartimos la tristeza.
Nos miramos, sin decir palabra alguna.
Hay gotas intermitentes de lluvia
y flotantes nubes envueltas.
Mi corazón es una tormenta.
Me esperan días inquietantes.
Esta noche desde lo profundo
de la montaña donde alojamos,
navegamos entre altas olas.
Mi alma acongojada se lanza hacia su pecho.
en
Poesía clásica china, 2001
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