Un día en que Kyogen barría el jardín
delante de la ermita, rodó un pequeño guijarro de la montaña y fue a golpear un
bambú. Por este sonido, se despertó y obtuvo el perfecto satori. En el Rinzai
se dice que el satori llega repentinamente. Pero ¿qué es el satori? Antes de
esta experiencia Kyogen abrigaba siempre una duda. Día tras día, no estaba
satisfecho. Su maestro Issan le decía:
—Usted es inteligente pero ha leído
demasiados sutras. ¡Su inteligencia del Zen proviene de la memoria de los
sutras! Usted no puede obtener el shiho. Intente volver a la época de su
nacimiento, cuando no podía comprender en qué dirección estaban el este y el
oeste, y venga a hablarme de ello.
Después de esto, Kyogen quemó todos
sus libros, sus sutras, sus cuadernos y lloró. Dejó el dojo de su maestro,
entró en la montaña y vivió solitario. Hizo zazen sólo durante un año, dos
años. Un día, al oír el sonido del bambú quebrado por una piedra, se despertó
totalmente y sus dudas se disiparon: "Hasta hoy era estúpido". Compuso
un poema:
Por un golpe, por
el sonido de un guijarro,
Por el sonido del
bambú,
He olvidado todo.
He terminado con las ideas
que llenaban mi
espíritu.
Mis complicaciones
se han acabado.
Hizo sampai en dirección a su
maestro, Issan, y quemó incienso. Envió el poema a su maestro, el cual dijo:
—Este muchacho, mi discípulo, ha
comprendido. Y le acordó el shiho. Daichi compuso un poema sobre esta
historia:
Por el sonido de
un pequeño golpe
Olvidó todo su
saber.
No quedó nada de
él.
El vacío total.
Pero su satori no
dependía de su cerebro.
No fue repentino.
No lo obtuvo por
el bambú, ni por el viento.
No hay que decir que obtuvo el satori
en ese único instante. No fue repentino.
en El cuenco y
el bastón, 1981
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