La luna ilumina el alto salón.
Su luz deambula entre las sombras.
Arriba, una mujer suspira nostálgica
y se lamenta con tristeza.
Es la esposa del viajero
que se marchó hace ya diez años.
¡Qué ausencia tan prolongada!
¡Qué soledad tan sostenida!
Él es el polvo del camino;
ella, el barro fijo en el fondo del estanque.
¿Podrán reunirse alguna vez?
La mujer desesperada exclama:
«Quiero ser una suave brisa
y lanzarme hacia sus brazos.
Así podría regresar al fondo del estanque,
si me rechazara».
en
Poesía clásica china, 2001
Versión
de Carlos Almonte
No hay comentarios.:
Publicar un comentario