viernes, noviembre 10, 2017

“Parabola del que no se ciñó los lomos ni encendió lámpara alguna”, de Jorge Torres Ulloa




 
Probame, domine, et me: ure renes
meos et cormeum.
Salmos: 26-2

Aposentado allí
donde se forma ocultos designios,
las pasiones violentas se encienden,
puede el maestro saltar de gozo
al escuchar su voz en el discípulo,
(también estremecerse ante la apostasía).
Lugar sustraído a las miradas
de los hombres, en donde sólo

ÉL
      escudriña

(“emblema de la potente fecundidad
de las celestes inteligencias”)
allí, en el exacto, en el mismísimo
ha quedado traspasado por la prueba.



en Poemas renales, 1992








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