Probame, domine, et me: ure renes
meos et cormeum.
Salmos:
26-2
Aposentado allí
donde se forma ocultos
designios,
las pasiones violentas se
encienden,
puede el maestro saltar de
gozo
al escuchar su voz en el
discípulo,
(también estremecerse ante
la apostasía).
Lugar sustraído a las
miradas
de los hombres, en donde
sólo
ÉL
escudriña
(“emblema de la potente
fecundidad
de las celestes
inteligencias”)
allí, en el exacto, en el
mismísimo
ha quedado traspasado por
la prueba.
en Poemas renales, 1992
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