Más allá del cuchillo que se tiñe en la sangre,
de la ciudad de espejos suspendida entre lágrimas,
de la estrella flotante que columpia a los ángeles
y de la aurora rosa de todas las infancias.
Donde la hebra del tiempo se rompe en el abismo
y es un área de mármol el volumen del sueño,
y arpegios de colores acallan sus latidos
y del viento se quedan los párpados abiertos.
Allá, allá estaremos en un nicho sin astros,
clamando por la estirpe sin norte y sin semillas;
por la sal que nos hizo transparentes las manos,
por la sed que no muerde y la luz que no iriza.
Y esta cita de sombras la sorberá la tierra:
gineceo sin vida, polen que ya no vuela.
en
Antología de la poesía chilena, 1961
Ginés
de Albareda y Francisco Garfias
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