Versión de Juan Carlos Villavicencio
Flores, tan altas como mi ventana, lastimaron
el corazón de un vagabundo
pues yo veo, desde esta posición ventajosa,
que hay tristeza en todas partes.
El río Silken, brillante gracias a la primavera,
flota entre la tierra y el cielo
como una línea de nubes delante de la Cumbre del Jade,
entre los días antiguos y el de ahora.
Aunque el Estado ha sido establecido por un tiempo tan firme
como la Estrella del Norte
y los bandidos no osan aventurarse desde las colinas del oeste,
sin embargo, apenado en el ocaso por las aflicciones
de un emperador hace tanto desaparecido,
estoy cantando la canción que su líder cantaba
cuando todavía no se había alejado de la montaña.
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