Si solo supieras cómo lloro y no
puedo
despertar, qué graciosa me verías si
estuvieras como yo frente a los ríos
de
mi país llorando por ti. Me contaron
y
no es cierto, únicamente yo te he
visto,
vi tu cara color del azabache y del
cielo
pero no. Los muchachos sacaron
banderas blancas en el campamento,
pero
igual nos golpearon. ¿Estás tú entre
los
golpeados, los llorosos, los muertos?
¿Estás tú también allí mi Dios
durmiendo
cabeza abajo?
No hay perdón para esta nueva tierra,
me
dicen y nada de lo que hagamos
cambiará
la suerte que tendremos, pero yo
lloro y no
despierto y mi Dios se aleja como un
barco.
en La vida
nueva, 1994
Tomado de Verás,
Ediciones Biblioteca Nacional, 2017
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