En aquel tiempo yo tenía 20 años
y estaba loco.
Había perdido un país
pero había ganado un sueño.
Y si tenía ese sueño
lo demás no importaba.
Ni trabajar, ni rezar,
ni estudiar en la madrugada
junto a los perros románticos.
Y el sueño vivía en el vacío de mi
espíritu.
Una habitación de madera,
en penumbras,
en uno de los pulmones del trópico.
Y a veces me volvía dentro de mí
y visitaba el sueño: estatua
eternizada
en pensamientos líquidos,
un gusano blanco retorciéndose
en el amor.
Un amor desbocado.
Un sueño dentro de otro sueño.
Y la pesadilla me decía: crecerás.
Dejarás atrás las imágenes del dolor
y del laberinto
y olvidarás.
Pero en aquel tiempo crecer hubiera
sido un crimen.
Estoy aquí, dije, con los perros
románticos
y aquí me voy a quedar.
en Los perros
románticos, 1993
Fotografía: Bruno Montané, Enrique Andrade, Roberto
Bolaño,
Luis Antonio Gómez y Lucero Andrade.
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