Sobre el viento que expira en tu
cabello,
sobre el mar de la llama que te
abraza
qué inminente
invasor.
Bajo el labio que nace de tu cuello,
bajo el sol que desnudo te amordaza
qué obscuro
cazador.
Sobre el agua nocturna de tu boca,
bajo el filo de sed que ya te toca
qué desierto
temblor.
Sobre el cuerpo del cuerpo en que me
escondo,
bajo el fondo del ay que hay en tu
fondo
qué tiniebla de
amor.
en Las mejores
poesías chilenas, 1966
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