(1937-2016)
Señor, cuando usted decía:
Transilvania, o lobo humano, o
yo soy el Conde Drácula
–vuestros ojos se vaciaban, y
por un momento,
eran puro-blanco mármol.
No era una maravilla, pienso,
(ni una desdicha, tampoco)
que usted fuera morfinómano.
Es alegre,
el modo con que usted se desplazaba
por las alcobas Victorianas,
embozado en vuestra capa –arrastrando
el resto como alas rotas; entonces
con la faz cubierta, usted se inclinaba
para besar el cuello y succionar.
No era una maravilla, pienso,
estaba dentro del buen gusto.
en Orfeo, no 5, mayo, 1964
También en Libro de Homenajes, de Jorge Teillier (Descontexto Editores, 2015)
Traducción de Jorge Teillier
Fotografía original de Richard Friedman
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