Ella
quiso quedarse cuando vio mi tristeza.
Anchos caminos de azuleantes blancuras,
dueña de sus muertos,
sus provincias, sus hierbas,
melgas de papas, habas y designios propios
donde volvió en la gran estación
convertida en granos
con toda la presunción de su poderío,
y alabada sea
porque no quiso estar
en estas trazadas laderas,
con nosotros.
en El viajero de las lluvias
(Antología Descontexto Editores), 2015
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