Una noche oscura, desestrellada,
o la mañana náufraga, de invierno
(aquella sin palabras, sin ideas, sin recuerdos, sin futuro.)
Me precipito en él como en la caída;
me deslizo, cual si fuese túnel.
Cual tragadero infinito al final del mundo;
como el vacío, la nada, la ambigüedad.
Un espacio interminable entre la palabra hoja
y aquel trozo agonizante de árbol que se cruza en mi camino.
Un instante,
puro, anulado, encandilado; de una resaca leve.
El abismo es un lugar.
Insonoro,
inodoro,
sin.
en Abecedario, Cuarto propio, 2016
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