No señor. Ni las arrugas estas que usted ve, ni la carne que
se me cae a pedazos, ni la sonrisa desfigurada; nada, nada de esto es mío.
Yo soy aquel interior infinito y siempre joven, sumergida
en estas ideas rígidas, que no saldrán de mí por más que la muerte
canosa y gagá amenace con quitarme la esencia. ¿Desquiciada?
Pues sí, desquiciada, aferrada a todo: a mis nietos y
a la descendencia, a mis antepasados, a mis pertenencias,
a la patria, aquella estructura que se me escurre por este cuerpo cada vez
más huesudo, cada vez más siniestro y ausente. Moriré así,
creyendo contener en estas manos transparentes
el líquido feroz de mi interior siempre joven.
Fotografía de Ginés Olivares
* Poema publicado en la antología Tejedor en... berlín, editado por Ernesto Estrella y Jorge Locane, L.U.P.I., Sestao 2015, también parte de Extranjería, a publicar en Ediciones Bizarras, Ciudad de Guatemala 2016.
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