Este hombre no ignoraba las secretas vías del amor,
pues nadie pudo pintar esas cosas sin conocerlas.
Y ahora que ella, su chipriota, se ha ido,
sólo quedas tú y tus «islotes», dispuestos para mí.
Y aquí el sentido perdurable de todo:
me hablan los ojos de esta dama muerta.
Traducción de Armando Roa Vial
en Cántico del sol, Descontexto Editores, 2015
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