miércoles, marzo 30, 2016

"Cárdenas: el viajero de las lluvias", de Ramón Díaz Eterovic





El poeta Rolando Cárdenas (1933-1990) es una de las voces más destacadas de la poesía chilena en la segunda mitad del siglo XX. Autor de una breve pero importante obra lírica, adscrita a la tendencia que el poeta Jorge Teillier denominó poesía lárica, vinculada al lugar de origen, a la geografía natal, a la nostalgia por las huellas del tiempo pasado y a algo que puede denominarse nostalgia por un mundo que no fue y que pervive en la memoria como un sueño latente. A más de veinticinco años de la muerte de Cárdenas, la editorial Descontexto publicó recientemente El viajero de las lluvias, antología preparada por Juan Carlos Villavicencio y Carlos Almonte, que reúne una treintena de poemas de Cárdenas, más un par de entrevistas concedidas en los años 70’ y en las que el poeta da cuenta de su quehacer poético y su compromiso político: “No es necesario, pienso, escribir con consignas para entender las cosas. Nunca me he separado del pueblo. Mi amor hacia él está en cada línea de mi poesía”.

En vida, Rolando Cárdenas publicó cinco libros: Tránsito breve, En el invierno de la provincia, Personajes de mi ciudad, Poemas Migratorios y Qué tras de esos muros. En 1993, la editorial La Gota Pura publicó Obra completa, volumen que dio a conocer el total de su obra organizada en libros, incluido el poemario Vastos Imperios que estaba inédito al momento de su trágica muerte. Por lo tanto, a más de veinte años de la publicación mencionada, la antología El viajero de las lluvias tiene, entre otros, el mérito de volver a poner en escena la poesía de Cárdenas. Una poesía que al decir del mismo Cárdenas en una de las entrevistas reproducidas en el libro, aspiraba a llegar a la gente de sensibilidad. “Para ellos hago mi poesía, que es de factura sencilla y palabras accesibles, no exentas, por cierto, de profundidad y belleza (…) Me interesa una poesía auténtica, que se entregue plácida o dramática, pero que se entregue”.

Rolando Cárdenas, a quien tuve la fortuna de conocer y ser su amigo, poseía una fuerza interior que no iba en relación con su figura pequeña ni con la impresión que de él se formaban quienes lo conocían por primera vez. Era un poeta orgulloso de su oficio, que conocía las distintas expresiones poéticas chilenas y que solía hablar de poesía con esa propiedad que sólo dan las vivencias y el saber que se trata de un quehacer silencioso, que exige respeto. Su consejo más reiterado era aproximarse a la poesía con seriedad, sin precipitaciones, amparado en el conocimiento de la obra de otros poetas, cuidadoso en el decir y en asumir un oficio que, como él bien lo sabía, se relaciona más con el silencio que con las estridencias. También poseía el orgullo del hombre que sabe lo que hace y vale. Cárdenas era un ser generoso y solidario; abierto a la amistad, a enseñar sin proponérselo. De todo ello dio muestras en múltiples ocasiones, interesado en el trabajo de sus amigos, alegrándose con cada nueva publicación, atento siempre a brindar una opinión que tenía siempre una especial certeza.

Jorge Teillier, su amigo y compañero de generación, señaló en una entrevista que Cárdenas “es uno de los pocos poetas chilenos que no tiene poemas malos, cosa que es bien notable y mantuvo una línea muy pareja”. Por su parte, Alfonso Calderón, a propósito del libro Poemas migratorios, señaló que “es un libro destinado a sobrevivir, sin desmesura, expone algo de lo maravilloso cotidiano, trazando una mitología magallánica que es una provocación al misterio, una provocación que preserva un mundo que aún no termina por desaparecer”.

En el trabajo de Carlos Almonte y Juan Carlos Villavicencio destaca la buena selección realizada en la poesía de Cárdenas, la que permite visualizar sus ejes temáticos y formales. Destacable es también la calidad de la edición; el cuidado diseño que deja navegar plácidamente por los poemas. Alegra saber que la poesía de Cárdenas vuelve a los surcos editoriales. Junto a la antología que comentamos, hace unos días se dio a conocer la reedición de su libro Tránsito breve, con prólogo del poeta Álvaro Ruíz. El libro fue publicado en La Serena por la editorial Bordelibre. Y ambos textos, sin duda, permitirán que nuevos lectores se acerquen a la obra de un autor esencial en la poesía chilena: Rolando Cárdenas, el inventor poético de la Patagonia magallánica.




en Revista Punto Final N° 847, 18 al 31 de marzo, 2016














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