¡Cuánto
me arrepiento
de
no haberme quedado
en
el Arroyo de Durazno!
La
raíz de loto de otoño,
una
vez rota,
ya
no se junta.
Recuerdo
que aquellos días
nos
esperábamos uno al otro
en
el Puente de Barandillas Púrpura.
Hoy,
solo, la busco en vano
por
el Camino de Hojas Amarillas.
Entre
brumas se yerguen calladas
innumerables
montañas verdes.
Gansos
silvestres, bañados
por
el rojo sol ponente,
se
van a la lejanía.
Mientras
mi amada se había esfumado
como
una nube
llevada
por el viento sobre el río.
Y
mi sentir,
las
pelusas del sauce llorón,
que,
azotadas por la tormenta,
caen
al suelo.
en Poesía clásica china, 2001
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