sábado, febrero 06, 2016

“El arroyo de durazno”, de Zhou Bangyan








¡Cuánto me arrepiento
de no haberme quedado
en el Arroyo de Durazno!
La raíz de loto de otoño,
una vez rota,
ya no se junta.
Recuerdo que aquellos días
nos esperábamos uno al otro
en el Puente de Barandillas Púrpura.
Hoy, solo, la busco en vano
por el Camino de Hojas Amarillas.
Entre brumas se yerguen calladas
innumerables montañas verdes.
Gansos silvestres, bañados
por el rojo sol ponente,
se van a la lejanía.
Mientras mi amada se había esfumado
como una nube
llevada por el viento sobre el río.
Y mi sentir,
las pelusas del sauce llorón,
que, azotadas por la tormenta,
caen al suelo.


en Poesía clásica china, 2001







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