(1947-2016)
William Seward Burroughs es poco hablador. En una ocasión durante una cena se acercó a los micrófonos preparados para registrar cualquier sonido que saliera de su boca y todo lo que dijo fue: «No me gusta hablar y no me gusta la gente parlanchina. Como a Ma Baker. ¿Se acuerdan de Ma Baker? Pues eso es lo que ella solía decir: A Ma Baker no le gusta hablar y no le gustan los parlanchines. Simplemente se sentaba aferrada a su arma».
Eso tenía en mente, así como la misteriosa personalidad de Bowie cuando un taxista irlandés nos llevaba a Burroughs y a mí a casa de Bowie un 17 de noviembre («Gente extraña por esta parte de Londres, viejo»). Me había pasado las semanas anteriores preparando este encuentro entre ambos. Le pasé a Bowie todas las novelas de Burroughs. Sólo tuvo tiempo de leer Nova Express. En cuanto a Burroughs sólo había escuchado dos temas de Bowie, “Five Years” y “Starman”, aunque habia estado leyendo las letras de todas las canciones.
La casa de Bowie está decorada como si de una película de ciencia ficción se tratara: una pintura gigantesca de un artista a medio camino entre Salvador Dalí y Norman Rockwell preside un sofá de plástico. Un contraste grande con el humilde piso de dos habitaciones de Burroughs en Picadilly, decorado con fotos de Brion Gysin –modestas estancias para un escritor de tanto éxito, más como el Hotel Beat de París que cualquier otra cosa.
Enseguida nos recibe Bowie, que lleva puestos unos pantalones NASA enormes y tricolor. Nos habla del cuadro con una descripción detallada añadiendo sus atributos surrealistas. Burroughs asentía y la conversación/entrevista comenzó. Los tres nos sentamos en una habitación durante un par de horas, charlando y almorzando: un plato de pescado jamaicano, preparado por un jamaicano de la corte de Bowie, acompañado con aguacates y gambas y un Beaujolais joven, servido todo por dos Bowietes interestelares.
Hubo respeto y aprecio mutuo de inmediato. De hecho, unos días después de la conversación Bowie le pidió un favor a Burroughs: una producción de Las Criadas, escenificada por Lindsay Kemp, el antiguo profesor de mimo de Bowie, había sido clausurada por el editor londinense de Jean Genet. Bowie quería contactar con Genet para hablar personalmente del asunto. A Burroughs le impresionó la descripción de Bowie de la producción y le prometió hacer lo que estuviera en su mano para ayudar. Unas semanas más tarde Bowie viajó a París en busca de Genet por intersección de Burroughs. ¿Quién sabe? Quizás una colaboración ha comenzado; quizás, como dice Bowie, puede que sean los Rodgers y Hammerstein de los 70’s.
Burroughs: ¿Te diseñas todas tus cosas?
Bowie: Sí, tengo que tener yo el control total. No puedo dejar que alguien se encargue de mis cosas, encuentro que soy el que mejor puede entender mi mundo. No quiero que otra gente juegue con lo que piensan que pretendo hacer. No me gusta leer lo que otra gente escribe sobre mí. Prefiero leer lo que los chicos tienen que decir sobre mí, ya que no pretenden hacerlo de una manera profesional.
La gente suele buscar en mí algo así como el emblema de los 70’s, al menos la mitad de la gente. Los críticos no lo pillan. Se ponen demasiado intelectuales. No son muy versados en el idioma de la calle, le dan muchas vueltas a las cosas para decir algo. Tienen que hablar como el diccionario y se toman muchos esfuerzos para decir algo.
Fuí a una escuela de clase media, pero mis orígenes son de clase trabajadora. Así que estoy influenciado por lo mejor de ambos mundos, he sido testigo de las dos clases, así que me hago una idea de cómo vive la gente y por qué. Puede que no sea muy bueno articulándolo, pero el feeling esta ahí. Pero aún no tengo mucha idea de la clase alta. Quiero conocer a la Reina y entonces me haré una idea. ¿Cómo te tomas el retrato que hacen los demás de tí?
Burroughs: Intentan clasificarte. Quieren ver su idea sobre uno y si no lo ven les frustra. Escribir es comprobar lo máximo que puedes acercarte a que eso se convierta en una realidad, ese es el objetivo de todo arte. ¿Qué más creen que pretende el hombre, un predicador borrachín con una misión en la que no cree? Creo que lo más importante en el mundo es que los artistas deberían hacerse con el planeta porque son los únicos que pueden hacer que las cosas ocurran. ¿Por qué deberíamos permitir que estos periodistas politicuchos ocupen nuestro lugar?
Bowie: Yo puedo cambiar de forma de pensar con mucha frecuencia. Muchas veces no estoy de acuerdo con lo que digo. Soy un tremendo mentiroso.
Burroughs: Yo también.
Bowie: No estoy seguro si soy yo el que cambia de forma de pensar o si es que miento mucho. Es algún lugar entre ambas cosas. No es exactamente que sea un mentiroso, cambio de forma de pensar todo el tiempo. La gente suele hacerme enfrentar con cosas que dije y suelo repetir que no significaba nada. No te puedes quedar aferrado a una idea fija toda tu vida.
Burroughs: Sólo los políticos dejan una idea de lo que piensan y se aferran a eso. Mira alguien como Hitler, nunca cambió de forma de pensar.
Bowie: Nova Express me recordó mucho a Ziggy Stardust, que pronto estará en los teatros como una obra con cuarenta escenas. Estaría bien que los personajes y los actores aprendieran todas las escenas y las barajáramos en un sombrero en el momento de la actuación y las interpretáramos como el azar decidiera ese día. Eso lo he sacado de tí, Bill... para que pueda cambiar cada noche.
Burroughs: Es una buena idea, recortes visuales en una secuencia diferente.
Bowie: Me aburro rápido y eso le daría una energía extra. Soy un poco de la vieja escuela en el sentido de que cuando un artista publica un trabajo ya no le pertenece... Sólo veo lo que la gente hace de él. Por eso la producción televisiva de Ziggy Stardust tendrá que exceder las expectativas de la gente sobre lo que piensan de Ziggy.
Burroughs: ¿Puedes explicar esta imagen tuya de Ziggy Stardust? Desde mi perspectiva tiene que ver con el mundo en un ciclo de destrucción dentro de cinco años.
Bowie: El tiempo es cinco años antes del fin de la Tierra. Se anuncia que el mundo terminará por la falta de recursos naturales. Ziggy está en una posición en la que los chicos tienen acceso a cosas que creen que necesitan. La gente mayor ha perdido todo contacto con la realidad y los chicos andan desvalijándolo todo. Ziggy estaba en una banda de rock'n'roll y a los chicos ya no les interesa el rock'n'roll. No queda electricidad para poder tocar. El consejero le dice a Ziggy que recopile las noticias y las cante, porque ya no hay noticiero. Así que Ziggy se dedica a eso, y son unas noticias terribles. “All The Young Dudes” es una canción sobre las noticias. No es un himno de juventud como la gente suele pensar. Es totalmente lo contrario.
Burroughs: ¿De dónde salió esta idea de Ziggy y eso de los cinco años? Por supuesto, el agotamiento de los recursos naturales no será la razón del fin del mundo. Vendrá el colapso de la civilización. Y reducirá la población en tres cuartas partes.
Bowie: Exacto. Eso no causa el fin del mundo para Ziggy. El fin llega cuando se enfrenta a los infinitos. Representan lo que sería un agujero negro, pero los he convertido en gente porque sería muy duro interpretar un agujero negro en escena.
Burroughs: Sí, un agujero negro en escena sería un enorme gasto. Y sería una actuación sin fin, primero comiéndose Shaftesbury Avenue.
Bowie: Los infinitos le aconsejan a Ziggy en sueños escribir sobre la llegada de un hombre de las estrellas, así que escribe “Starman”, que es la primera noticia esperanzadora que la gente puede oír. Así que se aferran a eso inmediatamente. Los hombres de las estrellas a los que se refiere son los infinitos. Y son saltadores de agujeros negros. Ziggy habla sobre un increíble hombre del espacio que vendrá para salvar a la Tierra. Llegan primero a algún lugar del Greenwich Village. No le simporta el mundo y no sirven de ayuda para nada. Sólo llegan aquí saltando agujeros negros. Viajan siempre de universo en universo. En el escenario uno se parece a Brando, otro es un negro de Nueva York, incluso hay uno llamado Reinona la Zorra Infinita.
Entonces Ziggy empieza a creer en todo eso y se cree un profeta del futuro Starman. Llega hasta alturas espirituales considerables e idolatrado por sus discipulos que lo mantienen vivo. Cuando llegan los infinitos, adoptan partes de Ziggy para hacerse reales porque en su estado original son anti-materia y no pueden existir en este mundo. Y lo hacen pedazos en el escenario durante “Rock'n'roll Suicide”. Cuando Ziggy muere en escena los infinitos cogen sus partes y se hacen visibles. Es una fantasía de ciencia ficción actual y eso es lo que me sobrecogió cuando leí Nova Express, que escribistes en 1961. ¡Quizás somos los Rodgers y Hammerstein de los 70s, Bill!
Burroughs: Sí, eso lo puedo creer. Los paralelismos están ahí, y suena bien.
Bowie: Tengo que tener la escena completa de una obra teatral. Tiene que ser íntegro para mí. No me contento sólo con unas canciones, quiero que sea tridimensional. La escritura de canciones se ha quedado un poco arcaico para mí. Solamente escribir una canción no me satisface.
Burroughs: Es toda la escena, no sólo alguien sentado al piano tocando una pieza.
Bowie: Una canción tiene que coger su personalidad, su forma, su figura e influenciar a la gente a tal punto que la puedan aplicar a sus propios recursos. Debe afectarles no sólo como una canción, sino como un estilo de vida. Las estrellas de rock han asmilado todo tipo de filosofías, estilos, historias, escritos, y lanzan lo que han reciclado de todo eso.
Burroughs: La revolución vendrá de ignorar a los que no existen.
Bowie: Realmente. Ahora tenemos gente que hace que las cosas ocurran de forma más rápida. La gente que sigue bandas como Alice Cooper, New York Dolls o Iggy Pop reniegan total e irrevocablemente de la existencia de los Rolling Stones y los Beatles. El salto ha decrecido de veinte años a una década ahora.
Burroughs: El rango escalonado del cambio. Los medios son realmente responsables de todo eso. Que produce además un efecto incalculable.
Bowie: Hace un tiempo, incluso cuando yo tenía 13 o 14 años, para mí cuando tenías entre 14 y 40 años eras viejo. Básicamente. Ahora diría que entre los que tienen 18 y 26 años puede haber serias discrepancias, lo que es un poco alarmante. No nos interesa que la gente se junte, sino cuánto nos queda. Posiblemente sería muy aburrido si las mentes estuvieran en sintonía. Me interesa más si el planeta va a sobrevivir.
Burroughs: En realidad, sucede lo contrario; la gente se distancia más y más.
Bowie: La idea de las mentes unidas me chirría del periodo flower power. La idea de la gente unida, lo encuentro obsceno como principio. No es humano. No es una cosa natural como otros nos hacen creer.
Copetas: ¿Y qué pasa con el amor?
Burroughs: Uff.
Bowie: No me entusiasma mucho la palabra «amor».
Burroughs: A mí tampoco.
Bowie: Me hicieron creer que estaba muy bien enamorarse, y ese periodo no significó nada para mí. Di demasiado de mi tiempo y energía a otra persona y me correspondieron y empezamos a quemarnos totalmente. Y eso es lo que llaman amor... que decidamos poner todos nuestros valores sobre otra persona. Es como dos escalones, cada uno queriendo ser el otro escalón.
Burroughs: No creo que «amor» sea una palabra útil. Se predica que una cosa llamada «sexo» y una cosa llamada «amor» son distintas. Como las expresiones primitivas del viejo Sur cuando la mujer está en un pedestal, y el hombre valora a la mujer y va y se folla a una puta. Es primigeniamente un concepto del Oeste y se extendió luego eso del movimiento flower power de amar a todo el mundo. No puedes hacer eso porque los intereses son muy distintos.
Bowie: La palabra está equivocada. Sin duda. Es la forma en que entiendas el amor. El amor que ves, entre la gente que dice «estamos enamorados», es una cosa que está bien... pero no querer estar solos, querer relacionarse con la otra persona durante unos años no es a menudo el amor que sucede en la vida de esa gente. Hay otras palabras, no estoy seguro si una palabra. Amor es todo tipo de relación que se te ocurra... Estoy seguro que quiere decir relación, todo tipo de relación que se te pueda ocurrir.
Copetas: ¿Y la sexualidad? ¿Hacia dónde va?
Bowie: La sexualidad y hacia dónde va es una cuestión extraordinaria, porque no veo que vaya hacia ningún sitio. Sé lo que vale para mí, y eso es todo. No va a salir de la nueva campaña de publicidad de éxito de este año. Sólo está ahí. Todo lo que se te ocurra sobre la sexualidad está por ahí. Quizás haya formas diferentes de sexualidad, quizás les dé por experimentar más. Como por ejemplo hace un tiempo era impensable ser homosexual públicamente. Ahora está aceptado. La sexualidad nunca cambiará, porque la gente ha estado follando a su particular manera desde que empezaron los tiempos y continuará así. Es sólo que esas prácticas se aceptarán, incluso se convertirán en algo puritano.
Burroughs: Hay señales de que irá en esa dirección en años venideros, un contragolpe.
Bowie: Oh sí, mira el negocio del rock. Pobre Clive Davies. Le pillaron fugando dinero e incluso había temas de drogas ahí. Y eso ha hecho que el negocio de las discográicas se haya vuelto más puritano. Empiezan a echar a algunos artistas.
Me atrae sexualmente un montón de gente diferente. Y la gente que me suele comprender mejor son los que yo suelo comprender mejor. Lo que no es mucho decir, porque yo sigo buscándome. No sé, la gente con la que siento más en consonancia con mis pensamientos es la gente que más me erotiza. Pero la gente que sabe poco de mí es la gente que más me valora sexualmente.
Pero, de nuevo, quizás es el desinterés con el sexo a una cierta edad, porque la gente que normalmente se me suele acercar es mayor. Y la gente que me valora sexualmente es generalmente joven. La gente joven se acerca a las letras de las canciones con un punto de vista diferente, en un sentido más físico, que es lo que yo más valoro. Porque así es como yo entiendo la escritura, especialmente la de William. No me pongo a analizar demasiado y a ver lo que quiere decir, pero desde el punto de vista sensorial encuentro un palacete festivo de formas extrañas, colores, sabores, sentimientos.
Debo confesar que hasta ahora no he sido un lector ávido del trabajo de William. No pasé de Kerouac, si soy sincero. Pero cuando eché un vistazo a tu trabajo no lo podía creer. Sobre todo al leer Nova Express, podía identificarme con eso. Mi ego obviamente me llevó al capítulo “Pay Colour”, y a partir de ahí comencé a pasar de una estrofa a otra por todo el libro.
Burroughs: Tus letras son muy perceptivas.
Bowie: Son un poco de clase media, pero está bien, porque soy de clase media.
Burroughs: Es algo sorprendente que unas letras tan complicadas hayan cautivado a grandes audiencias. El nivel de exigencia del pop normalmente es cero, como lo de “Power to the people”.
Bowie: Estoy seguro que el público que tengo escucha las letras.
Burroughs: Eso es lo que me interesa... ¿entienden las letras?
Bowie: Bien, primero es sólo una cosa mediática y luego se sientan y hacen el esfuerzo. Al nivel que las leen las entienden, porque se hacen sus propias imágenes de lo que les cuento, lo que está suficientemente bien para mí porque ni yo estoy seguro. Hay veces que he escrito algo y me vuelve en forma de carta de un chico que expone lo que le ha transmitido y me toca tan profundo su análisis que me convence incluso a mí. Escribir lo que mi público me dice que escribo.
Lou Reed es el escritor más importante del rock actual. No por lo que dice, sino por la dirección que le da. La mitad de las bandas no existirían sino fuera por Lou. La influencia de Lou es enorme. Nueva York es Lou. Escribe a un nivel callejero y los ingleses tienden a intelectualizar más.
Burroughs: ¿Cuál es tu inspiración para escribir? ¿Literaria?
Bowie: No creo.
Burroughs: Bueno, he leído ese “Eight Line Poem” tuyo y es muy T. S. Eliot.
Bowie: No he leído nada de él.
Burroughs: (Ríe) Tiene muchas remiscencias de La tierra baldía. ¿Sacas algunas ideas de los sueños?
Bowie: Frecuentemente.
Burroughs: El setenta por ciento de lo mío viene de sueños.
Bowie: Hay algo que, si te vas a dormir y mantienes los codos elevados, hace que no salgas del estado de los sueños. Y lo he usado mucho para soñar más que si sólo estás relajado.
Burroughs: Sueño mucho, y como duermo con luz, me despierto, anoto unas palabras y me hacen recordar todo después.
Bowie: Yo guardo una grabadora al lado de la cama y si me viene algo lo grabo. En cuanto a la inspiración no ha cambiado mucho desde que tenía unos 12 años. Cuando iba a la escuela tenía un hermano que me dejó On the road (Jack Kerouac) para leer y es todavía una gran influencia.
Copetas: Las imágenes que transpira son muy gráficas, casi como un cómic.
Bowie: Uh, sí, encuentro mucho más fácil escribir en esas viñetas, si intento ponerme más espeso me encuentro fuera de mi liga. No puedo contenerme en lo que digo. Además, si me pongo más espeso no hay tiempo para leer tanto, o escuchar tanto. No tiene sentido... hay tanto que leer y mirar. Si la gente le dedica tres horas a la lectura de lo que has hecho, entonces se toman siete para analizarlo y saldrán con siete horas de sus propias conclusiones... y si le das 30 segundos de tu propia cosecha aún así saldrán con siete horas de sus propias conclusiones. Usan tus ideas como anzuelo y pontifican los anzuelos. El sentido de inmediatez de la imagen. Las cosas tienen que golpear de inmediato. Esa es una de las razones por las que me interesa el video, la imagen tiene que golpear de inmediato, adoro el video y todo el proceso de montaje.
¿Cuáles son tus proyectos actuales?
Burroughs: Actualmente estoy intentando abrir un centro de estudios avanzados en algún lugar de Escocia. Su objetivo será extender y alterar la conciencia en una dirección superior, flexibilidad y efectividad en un tiempo en que las doctrinas tradicionales han fracasado en darnos soluciones viables. Ves, el adveninimiento de la era espacial y la posibilidad de explorar otras galaxias y contactar con formas alielígenas nos posiciona en la urgencia de dar con soluciones posibles. Consideraremos sólo métodos no-técnicos, con énfasis en métodos de combinación, síntesis, interacción y rotación usados en el Este y Oeste junto con métodos que en el presente no se usan para extender la conciencia o aumentar el potencial humano.
Sabemos exactamente qué hacer y cómo hacerlo. Como he dicho, no planeamos ningún experiento con drogas y no permitiremos otra cosa que no sea alcohol, tabaco y medicación personal obtenida por receta.
Básicamente, los experimentos propuestos no son caros y son fáciles de llevar a la práctica. Cosas como la meditación estilo yoga y ejercicios, comunicación, sonido, luz y experimentos fílmicos, experimentos con campanas de privación sensorial, pirámides, generadores psicotrónicos y acumuladores del orgón de Reich, experimentos con infrasonido y experimentos del sueño.
Bowie: Suena fascinante. ¿Estás interesado en las fuerzas de la energía?
Burroughs: Expansión de la conciencia que eventualmente conduce a mutaciones. ¿Has leído Viaje fuera del cuerpo (Robert Monroe)? No es un libro común de proyección astral. Un hombre de negocios yankee se encontró teniendo experiencias fuera del cuerpo y nunca había usado drogas alucinógenas. Ahora construye su air force astral. La cosa psíquica es ahora una fiesta en Estados Unidos. ¿Lo experimentastes mucho cuando estuvistes por allí?
Bowie: No, huí de eso conscientemente, estudiaba Budismo Tibetano cuando era joven, influenciado de nuevo por Kerouac. El Instituto de Budismo Tibetano era accesible así que llegué ahí para echar un vistazo. En el sótano hay un tipo que intenta alojar en Escocia a todos los refugiados, y me involucré sólo en un plano sociológico, porque quería sacar a los refugiados de la India que llevan una vida de mierda allí y caen como moscas debido al cambio de clima comparado con el Himalaya.
Escocia es un buen país para ellos, y cada vez más me ha ido atrayendo su forma de pensar, o de no-pensar, y por un tiempo me involucré una barbaridad. Llegué hasta el punto de querer ser un monje novicio, y dos semanas antes de dar ese paso rompí con todo, me eché a la calle, me emborraché como un animal y nunca miré atrás.
Burroughs: Como Kerouac.
Bowie: ¿Vas mucho a los Estados Unidos?
Burroughs: No desde el 71.
Bowie: Ha cambiado, te digo, desde entonces.
Burroughs: ¿Cuándo fuistes por última vez?
Bowie: Hace como un año.
Burroughs: ¿Vistes alguna de las pelis porno en Nueva York?
Bowie: Sí, bastantes.
Burroughs: Cuando yo estuve la última vez, ví como treinta. Iba a ser parte del Jurado del Festival Erótico.
Bowie: Las mejores eran las alemanas, increíbles.
Burroughs: A mí me gustaron las yankees. Me gusta mucho el cine... Creo que vas a interpretar a Valentine Michael Smith en la versión fílmica de Stranger in a strange land (Robert A. Heinlein).
Bowie: No, no me gustó mucho el libro, de hecho creo que es espantoso. Me sugirieron que lo convirtiera en película y lo leí. Me pareció muy a lo flower power y me dió asco.
Burroughs: A mí tampoco me gusta mucho el libro. Ya sabes, la ciencia-ficción no suele triunfar. Parecía una nueva moda y no ha pasado nada. Por los efectos especiales algunas películas, como 2001, tenían su gracia. Pero todo se quedó en eso.
Bowie: Yo siento lo mismo. Ahora estoy haciendo el 1984 de George Orwell para televisión, que es una tesis política y una impresión sobre otro país. Algo así tendrá más impacto en televisión. Que la gente vaya al cine parece algo arcaico. Prefiero verlo en casa.
Burroughs: ¿Te refieres a todo el concepto del público?
Bowie: Sí, es arcaico. Ningún sentido de la inmediatez.
Burroughs: Exacto, todo se remite a la imagen y como se usa.
Bowie: Exacto, me gustaría tener un canal de TV.
Burroughs: Apenas hay algún programa que merezca la pena. La TV británica es mejor que la yankee. Lo que se les da bien a los británicos es la historia de la naturaleza. Dieron un programa la semana pasada en el que leones marinos se comían a los pingüinos, increíble. No hay razón para los programas idiotas, la gente se aburre con la construcción de casas y las huelgas de mineros.
Bowie: Tiene interés durante tres segundos. Suficiente para dar paso al próximo comentario del presentador. Y con esa premisa trabajan. Voy a poner juntas todas las bandas que creo tienen algún valor en Estados Unidos y en Inglaterra y hacer un programa de una hora de duración con ellas. Probablememente la gran mayoría de gente nunca las ha oído. Dicen y hacen cosas que ninguna otra hace. Cosas como la música de Puerto Rico en el Club Cheetah de Nueva York. Quiero que la gente oiga a músicos como Joe Cuba. Ha hecho cosas masivas en Puerto Rico. La música es fantástica e importante. También me gustaría conseguir que pusieran las películas de Warhol en la televisión.
Burroughs: ¿Has coincidido alguna vez con Warhol?
Bowie: Sí, hace unos dos años me invitó a la Factory. Subimos al ascensor y cuando llegamos arriba y se abrió la puerta nos encontramos con una pared de ladrillos frente a nosotros. Tocamos en la pared y no podían creer quienes éramos. Así que bajamos y subimos otra vez hasta que por fin la pared se abrió y todo el mundo se miraba aturdido entre sí. Fue poco después de que le dispararan. Conocí a un tipo que era un muerto viviente. Amarillo, una peluca del color equivocado, gafas pequeñas. Extendí mi mano y el tipo se retiró, así que pensé «Al tipo no le gusta la carne, probablemente es como un reptil». Preparó la cámara y me hizo una foto. E intenté hablar de cosas sencillas con él, pero la cosa no nos llevaba a ningún sitio.
Pero entonces vió mis zapatos. Llevaba puestos un par zapatos de amarillo-oro y me dijo: «Adoro esos zapatos». Empezó una charla sobre diseño de zapatos y eso rompió el hielo. Mis zapatos amarillos rompieron el hielo con Andy Warhol.
Me encanta lo que hace. Pienso que es un tipo muy relevante, se está haciendo muy importante. Pero a él lo que le gustaba es ponerse vulgar, estar disponible cuando vaya a Woolworth's y hablar de esas cosas.
He oído que quiere hacer películas serias ahora, lo que es triste porque las películas que estaba haciendo son lo que toca ahora. Al final del día sabía lo mismo de esa persona que antes de conocerla.
Burroughs: No creo que haya una persona ahí dentro. Es una cosa alienígena, completa y totalmente sin emociones. Es como un personaje de ciencia-ficción. Incluso tiene un extraño color verde.
Bowie: Eso es lo que me sorprendió. El tipo tiene un color incierto, este tipo tiene un color nunca visto en una persona humana. Especialmente bajo esa luz de neón de la Factory. Aparentemente es una experiencia sorprendente contemplarlo a la luz del sol.
Burroughs: Yo lo he visto en pleno día y todavía no me hago una idea de qué pasa ahí, excepto que es algo intencionado. No es energético, pero muy insidioso, completamente asexuado. Sus películas serán las películas nocturnas del futuro.
Bowie: Exacto. ¿Recuerdas Pork? Me gustaría conseguir que la emitan en televisión. La televisión ha succionado todo lo demás, y las películas de Warhol son todo lo que queda, lo que no deja de ser fabuloso. Pork se convertirá en el nuevo I Love Lucy, la gran comedia doméstica yankee. Es un reflejo de cómo vive la gente, no como Lucy, que nunca lavaba un plato. Es sobre la gente intentando sobrevivir.
De eso va Pork. Un golpe al espectáculo. Aunque a mí me gustaría hacer mi versión de Simbad el Marino. Creo que eso es un clásico de todos los tiempos. Pero habría que hacerlo de una manera extraordinaria. Sería indulgente y caro. Habría que utilizar láser y todo tipo de tecnología para hacerlo bien. Incluso usar hologramas. Los hologramas son importantes. El video es lo próximo, luego serán los hologramas. Los hologramas serán importantes en unos siete años. Bibliotecas de videocassettes deberían extenderse a lo grande. No puedes grabar suficiente material en video de la propia televisión. Quiero poder elegir lo que veo. Tiene que haber suficiente software disponible.
Burroughs: Yo grabo en audio todo lo que puedo.
Bowie: Los medios son o bien nuestra salvación o bien nuestra muerte. Yo prefiero pensar que son nuestra salvación. Mi distracción particular es descubrir lo que podemos hacer con el medio y cómo se puede usar. No puedes juntar a la gente como si fuera una gran familia, la gente no quiere eso. Quieren o bien aislamiento o bien una cosa tribal. Un grupo de dieciocho chicos prefieren juntarse y odiar a los otros dieciocho chicos del barrio más cercano. No vas a poder juntar tres o cuatros barrios y hacer que se quieran. Son demasiada gente.
Burroughs: Demasiada gente. Estamos en una situación de sobrepoblación, pero incluso con menos gente no sería menos heterogéneo. Simplemente no hay personas iguales. Toda esa charla de una gran familia es un montón de patraña. Funcionó con los chinos porque son muy uniformes.
Bowie: Y ahora uno de cada cuatro tiene bicicleta en China, lo que es sorprendente considerando lo que no tenían antes. Y eso es un milagro si me preguntan a mí. Es como si cada uno por aquí tuviera aviones privados.
Burroughs: Es porque son la personificación de un mismo personaje y pueden vivir juntos sin ninguna fricción. Nosotros evidentemente no.
Bowie: Es por eso que no necesitan el rock'n'roll. Las estrellas británicas del rock'n'roll tocaban en China, tocaban en sitios enormes, y los trataban como si fueran un espectáculo de feria. Mujeres viejas, niños jóvenes, algunos adolescentes, tú los nombras, todo el mundo iba, pasaba por delante, los miraba en el escenario. No significaba nada. Ciertos países no necesitan el rock'n'roll porque se comportan como una gran familia. China es como una figura paterna-materna, no puedo figurarme cuál de los dos fluctúa entre los dos. Para el Oeste, Jagger es más como una figura maternal y un símbolo maternal de todo el movimiento. No es el gallo del corral; es más bien como la madame del burdel.
Burroughs: Y tanto.
Bowie: Jagger es increíblemente sexy y muy viril. También lo encuentro muy maternal con toda su movida del blues. Es un chico blanco de Dagenham intentando ser étnico de cualquier manera posible. Ves, intentar repartir la torta del negocio del rock es acercarse a los chicos un poco porque los chicos son como, por lo que me encuentro, si quieres hablar en términos de rock, un montón depende del sensacionalismo y los chicos son más sensacionalistas que las propias estrellas. El negocio del rock es un pálido reflejo del comportamiento de los chicos. La admiración viene por otro lado. Es al contrario, especialmente en años recientes. Te paseas por Christopher Street y te preguntas qué es lo que ha salido mal. La gente no tiene nada que ver con James Taylor, pueden estar enteros por fuera, pero por dentro es otra historia.
Burroughs: La política del sonido.
Bowie: Eso. Al final hemos comprendido eso. Se ha convertido en la política del sonido. El hecho de que ahora subdivides el rock en diferentes categorías es algo que no será trasladable exactamente a dentro de diez años. Pero ahora puedo diseccionar al menos diez tipos distintos de sonidos que representan diez tipos de personas. A los críticos les gusta ser críticos, y la mayoría desean ser estrellas del rock. Pero cuando clasifican hablan de la gente y no de la música. Es toda una movida política.
Burroughs: Como los infrasonidos, el sonido por debajo del nivel auditivo. Por debajo de 16 Mhz. Si lo subes a tope puede derribar muros a treinta millas. Puedes llegarte a la oficina francesa de patentes y comprar la patente por cuarenta peniques. La máquina incluso se puede fabricar fácilmente con cosas que encuentras en la basura.
Bowie: Como el sonido negro. Me pregunto si hay un sonido que puede unir cosas. Existe una banda que experimentaba con eso, aseguraban hacer un sonido que ponía a la gente a bailar.
Burroughs: Actualmente tienen sonidos que controlan las manifestaciones basados en las ondas de sonido. Pero puedes tener música con infrasonido, no te hace falta matar al público.
Bowie: Sólo lisiarlos.
Burroughs: El arma de The wild boys es un cuchillo Bowie, un cuchillo Bowie de dieciocho pulgadas. ¿Sabías eso?
Bowie: Un cuchillo Bowie de dieciocho pulgadas... no te andas con tonteras, ¿eh? No, no sabía que ésa era su arma. El nombre Bowie apareció muy temprano en mi vida. Estaba muy metido en la filosofía cuando tenía unos dieciséis años y quería un tópico que me sirviera para cortar con las mentiras y todo eso.
Burroughs: Bueno, corta en ambas direcciones, ya sabes doble filo al final.
Bowie: No había visto que cortaba en ambas direcciones hasta ahora.
en Rolling Stone, febrero 1974
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