Con sus cerebros adormecidos sobre los testículos
algunos poetas, aquí y en Francia,
todavía suspiran sobre algo tan sabido y natural,
algo zanjado completamente por Ovidio.
Les gusta aullar. Se lamentan con prosodia blanda y exhausta
que el tirón de tres nervios abdominales
sea incapaz de producir un Nirvana perdurable.
en Cántico del sol, Descontexto Editores, 2015
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