domingo, mayo 03, 2015

Frases de Muhammad Ali






Esta es la leyenda de Muhammad Ali. Tiene izquierda. Tiene derecha. Si te pega una vez, duermes toda la noche.


Cuando eres tan grandioso como yo, es difícil ser humilde.


Los campeones no se hacen en gimnasios. Están hechos de algo inmaterial que está muy dentro de ellos. Es un sueño, un deseo, una visión.


Una persona que ve la vida a los 50 años igual a los 20, ha desperdiciado 30 años de vida.


Bundini, ¿vamos a bailar? ¡Sí, vamos a bailar toda la noche!. (A Drew ‘Bundini’ Brown, uno de sus entrenadores, antes de cada pelea).


Soy un sabio del boxeo, un científico del boxeo. Soy un maestro del baile, un verdadero artista del ring.


Cuando tienes razón, nadie lo recuerda. Cuando estás equivocado, nadie lo olvida.


Soy tan rápido que cuando apago la luz me meto en la cama antes de que todo el cuarto esté a oscuras.


Soy musulmán, soy boxeador, un hombre que busca la verdad. No estaría representando al Islam si fuese un terrorista. Todo el mundo debe conocer la verdad: Islam es paz.


Vi el mundo entero. Aprendí algo de la gente de cada lugar. Hay verdades en el hinduismo, en el cristianismo, en el Islam, en todas las religiones. Y también en el hablar sincero. La única religión que vale es el amor.


Nunca le aprietes la mano así a un boxeador, hombre. Ya estás haciendo bastante sólo con mirarme a los ojos. (A un fan que le estrechó la mano muy fuerte).


Ríos, lagos, lagunas y arroyos, todos tienen nombres diferentes pero todos contienen agua. Así son las religiones: todas contienen verdades.






Soy América. Soy la parte que ustedes no reconocen, pero acostúmbrense a mí. Negro, seguro de mí mismo. Engreído, es mi nombre, no el de ustedes; mi religión, no la de ustedes.


Cassius Clay es el nombre de un esclavo. No lo escogí, no lo quería. Yo soy Muhammad Alí, un hombre libre.


Atrapar moscas es mejor que entrenar con el punching ball. (Durante una entrevista televisiva en vivo mató ocho moscas en 15 minutos).


Si sueñas con ganarme, será mejor que despiertes y pidas perdón.


Yo debo estar loco para seguir haciendo esto. Siempre saco lo mejor de cada uno de los hombres con los que peleo, pero Joe Frazier, yo se lo digo al mundo, saca lo mejor que hay en mí. Es un demonio de hombre, se los digo. Que Dios bendiga a Joe Frazier. (Tras vencerlo en el combate de Manila, en 1975).


Ustedes piensan que George Foreman es muy malo. Pero no se preocupen, muchachos: los blancos se asustan mucho más con los negros que los negros con los negros.


Es sólo un trabajo. El pasto crece, las aves vuelan y yo le pego a la gente.


¿Por qué nunca jugué al fútbol americano? Porque te puedes lastimar jugando al fútbol americano.


Soy el campeón de la gente. Cualquiera se puede acercar a decirme hola sin pagar. No hay guardaespaldas alrededor de este campeón.


¿Por qué me piden ponerme un uniforme e ir a diez mil millas a arrojar bombas y tirar balas a gente de piel oscura mientras los negros de Louisville son tratados como perros y se les niegan los derechos humanos más simples? No voy a ir a diez mil millas de aquí y dar la cara para ayudar a asesinar y quemar a otra pobre nación simplemente para continuar la dominación de los esclavistas blancos.


De chico le pedía a mi hermano Rudy que me tirara piedras. Y yo las esquivaba, una por una. Así es como aprendí mis movimientos, esquivando piedrazos.


Soy doblemente grandioso, no sólo los noqueo sino que elijo el round.






Yo fui el Elvis del boxeo, el Tarzán del boxeo, el Superman del boxeo, el Drácula del boxeo, el gran mito del boxeo.


Yo debería estar en un sello postal. Es la única forma de que me puedan pegar.


Al golf también soy el mejor. Sólo que todavía no he jugado.


¿Cuál es mi nombre, Tío Tom? ¿Cuál es mi nombre? (Mientras castigaba a Ernie Terrell en un combate de 15 asaltos, en 1967. Su rival se había empeñado en llamarlo Cassius Clay).


¿Cuánto mides? Tengo que saber de antemano cuánto retroceder para cuando te caigas. (Se lo decía a sus rivales al momento del pesaje).


Thrilla en Manila fue lo más cerca que estuve de morir.


¡Tráguense sus palabras! ¡Tráguense sus palabras! ¡Soy el mejor! (Un Ali eufórico ante los periodistas que lo habían tildado de bocón antes de que venciera a Liston).


Me gustaría que dijeran que tomó unas cuantas copas de amor, una cucharadita de paciencia, otra de generosidad, una dosis de bondad... que tomó un cuarto de risa, una pizca de preocupación y, a continuación, mezcló predisposición con felicidad, agregó mucha fe y lo mezcló todo muy bien, extendiéndolo a lo largo de su vida y ofreciéndolo a cada persona merecedora que se encontró en el camino. (Ali, sobre cómo le gustaría que se lo recuerde).








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