miércoles, marzo 11, 2015

"Rapsodia de un amigo ebrio", de Charles Bukowski





Te veo bebiendo como un payaso de ojos tristes,
solías escribir poemas locos sobre ángeles y Dios.
Pensaba que Dios estaba muerto
pero escuchándote... no estaba seguro.
No había mentira en tu fuego.
Tus poemas se volvieron tristes,
tus amantes te traicionaban.
Después de andar por los bares
sólo la resaca y las paredes vacías.
Sin experimentar miedo por amar
o no ser amado.
Decías que sólo los hombres de suerte
carecían de imaginación para sufrir.
Te amé como un hombre ama a un amigo
que está lejos y extraña.
No había elección, estábamos unidos
por un destino singular.
La soledad es tan grande
que puedo verla en el lento movimiento
de las agujas del reloj.
Nunca nadie encuentra a quien busca.
Tenías un vaso de los lamentos
y te sentabas a beber con él
por las amantes que te habían herido.
Me enseñaste que no toda la gente
es buena con los demás... tenías miedo,
y nunca les pedirías que lo fueran.
Quizás si lo fueran, la muerte no sería tan triste.
Siempre juntando más odios que amantes.
Aprender a ganar es dificíl,
pero cualquiera, incluso uno mismo
podía ser un gran perdedor.
Cuantas botellas de cerveza, vino, whisky,
principalmente cerveza tomaste
esperando que las cosas mejorarán
o cuando te peleabas con una mujer...
y esperabas que el teléfono sonara
mientras te volvías loco...
Y la radio pasaba canciones de amor
y el teléfono permanecía silencioso,
y las paredes frías... y cerveza...
cerveza era todo lo que había.
Y cuando una botella caía
producía el único sonido de tu vida.
Mientras tanto los basureros de la ciudad se llenan,
las plazas de dragones se llenan,
los manicomios se llenan, los hospitales se llenan,
los cementerios se llenan, ninguna otra cosa se llena.
Y sientes el vacío...
Esperabas a la muerte, como a un gato
que salta por sorpresa sobre la cama
...y ella llegó.
Decías que yo era el próximo
y que quizás ya sabes algo
que todavía no sé...






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