Versión de Juan Carlos Villavicencio
Nubes amarillas junto a las murallas; han de posarse cerca unos cuervos.
Al volar de regreso graznan, graznan; siguen graznando entre los árboles.
En el telar hila el brocado la niña del río Qin.
Hecha de hilo esmeralda como la niebla, la ventana oculta sus palabras.
Detiene el transporte, afligida, y piensa en aquel hombre tan distante.
Sola queda en la solitaria habitación: sus lágrimas como la lluvia.
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