© Versión de Juan Carlos Villavicencio
Los invitados han salido del pabellón,
en el pequeño jardín las flores siguen dando vueltas.
A lo largo del sinuoso camino hay pétalos;
ellas se inclinan desde el suelo para saludar al sol poniente.
Con el corazón roto, no puedo soportar la idea de barrerlas;
la primavera pronto desaparece de mis ojos.
Languidezco con la muerte, se perdió para siempre el deseo del corazón;
nada queda sino una túnica manchada de lágrimas.
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