Ya
se deja sentir
el
otoño en los montes.
Delante
de mi choza
brilla
la blanca escarcha.
La
arboleda amarilla
se
yergue cara al sol,
y
las aguas susurran
en
medio del estanque.
Caen
frutos de árboles,
y
veo pasar los monos.
Suenan
hierbas secas,
y
oigo correr ciervos.
Mi
modesto laúd sirve
para
calmar mi inquietud,
y
la fuente cristalina
es
mi única compañera
en
las noches melancólicas.
en Poesía clásica china, 2001
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