a Silvio Mattoni
Acaso el esqueleto de una historia
se pierde ante un espejo
al reflejar el paso oscuro del tiempo
entre las letras ajadas
o los breves versos fuera ya de su destino.
El eco de una máscara narrando los trazos
de un oxidado arado,
vacío de toda voz en el silencio que no cede.
Es el reflejo turbio vertido en cada garabato
i de catacumbas esa sangre:
las palabras guardan el mundo en una clepsidra
o en cada giro sobre el sol,
traicionando
otra vez
abrasando la huella de estos ojos ahora ciegos.
La parábola del sentido en la arena
que cae de otro tiempo más allá.
II
La caída de un espejo en el recuerdo de todo rostro
tatuado en su mirada.
Otra era al caer.
Otro eco perdido que muere sin respuesta: no hay azar
entre la nieve ajena a un nuevo encuentro,
una mirada entre los árboles que, esquiva,
no sucede.
(Una carta jugada sin perdón hacia el abismo).
La caída reiterada de otro libro enfrentando la herejía
del silencio,
la voz de un lenguaje encerrado en devastados círculos
concéntricos donde ruinas
i otro dios.
Donde las voces no dejan tantas huellas en la arena.
octubre, 2013
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