jueves, junio 19, 2014

"Una silenciosa orquesta de muerte", de Juan Carlos Villavicencio




I

Se ha escrito: cuando se alcanza
            el eco de los gritos de los demonios
todo respiro abraza el frío del silencio

Dónde las letras guardando el sonido
–cada huella en el viento–
que nace oscuro de esos seres sin perdón

Acaso el atrevimiento en la escritura:
Los más perversos gritos suceden bajo el fuego i lodo
cuando hordas de hombres deciden forzar
            a través de sus heridas manos
la fuga de la piel i sus pesares
            unos sobre otros las miradas sin respiro

La caída al abismo irreparable



Ciertas letras i el orgasmo en su dolor:
En tal atardecer
cuando la sangre inicia su continua venganza
            no es un gemido de muerte arrastrando las cenizas

«Una silenciosa orquesta de muerte»




II

Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
Jorge Teillier

Acá
en mis manos
un catalejo nativo de toda soledad prevé
            la partida i ahora las sombras del cruel silencio



Algunas veces despierto ante un espejo



Semeja el aire un sueño
donde el universo i sus colores
han colisionado
(otra vez el inicio i la condena)


Pinturas sobre el lienzo de un vacío en el recuerdo




III

Latiendo
la sangre emprende ajena aquel camino cuando los desiertos
            la ausencia de los bosques
(el silencio)

Todo tiene un destino oculto en las estrellas

Todos respiramos muerte volviendo hacia las tumbas

Ojalá valga la pena escribir cada muesca en nuestra historia








2012










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