a
Lorenzo Osores
Permanece aún el sabor de un helado
de almendras
en nuestra garganta
y Lorenzo habla de nuestros años
sin salir del duro cascarón de la
familia,
recuerda que cuando caían las hojas
él no sabía
que pasaba el tiempo.
Debemos buscar trabajo
porque su novia no leyó nunca
folletos malthusianos.
Ella dijo riendo:
“Mejor saltemos por la ventana”.
Él dijo:
“Sería como caer sin llegar nunca”.
Sin embargo, nuestras renovadas
búsquedas de trabajo
emprendidas siempre al atardecer
terminan conversando sobre la hierba
de algún parque.
Hoy hemos fingido ser expertos en
publicidad,
hemos fotografiado a todo el mundo
con el hueco de la mano,
y textos para un producto imaginario
nos han sobrevolado con
insistencia.
Un día emprenderemos una excursión a
donde apunte el viento
o editaremos un libro de dibujo o
poesía
donde se aprieten las ruedas, el
humo, las hojas,
los papás que usan tirantes y los
fantasmas.
Ahora solo sabemos caminar las
calles
y ni siquiera somos carteros.
en
Álbum de familia, 1971
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