domingo, abril 06, 2014

“El don”, de Czeslaw Milosz









Qué día tan feliz.
La niebla se disipó temprano, y trabajé en el jardín.
Los colibríes se posaban en la madreselva.
No había nada en esta tierra que quisiera poseer.
No había nadie a quien envidiara.
Había olvidado todo sufrimiento.
No tenía vergüenza del hombre que fui.
No sentía ningún dolor.
Al enderezarme, vi el mar azul y las velas.



Berkeley, 1971

Traducción de Marcelo Pellegrini















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