Te
he amado antes de que nacieras.
Las
caricias que te he dado me han ido modelando.
Cada
mirada tuya me ha parido en otra forma.
Es
tu cuerpo el que me convierte en aureola.
He
aprendido a hablar murmurando en tus oídos.
Porque
me has metido en el molde de tus sueños
puedo
pasearme por el mundo como un vivo.
Pero
en la casa vacía no hay un solo mueble.
Sobre
la suma de mis aniquilamientos
emerges
como una fuente eterna.
en Poesía sin fin, 2009
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