A
la caída de la tarde
las
flores lucen más espléndidas.
Las
muchachas, entusiasmadas,
las
bordan en biombos de seda.
Luego
los colocan
en
el jardín primaveral.
Seducidas,
las oropéndolas
bajan
de las ramas del sauce.
en Poesía clásica china, 2001
No hay comentarios.:
Publicar un comentario